POETAS DEL OLIMPO

POETAS DEL OLIMPO

martes, 13 de mayo de 2014

FESTIVAL POETAS DEL OLIMPO PARTE III

COSAS DE 4
Michel Powery
Cuba

Yo prefiero hacerte razonar;
te procuro buen uso del tiempo.
El otro Yo opta por la pasión y la ternura;
por ofrendarte mimos y atenciones.

Tú eres discreción y bondad.
Alma fuerte y serena.
La otra Tú es sensibilidad desmedida.
Hembra ardiente y coqueta.

Yo escojo las palabras que te digo
para que entiendas lo que quiero.
El otro Yo te dice lo que siente
sin importar que lo comprendas.

Tú saludas formalmente y con respetos;
con modales intachables.
La otra dice hola mi amor
y descansa entre mis brazos.

Yo soy la diana de tus dudas y sospechas;
de los pecados que imaginas.
El segundo es el bandido que te roba el aliento;
el castigador de tu cuerpo sediento.

Tú besas con protocolo
y a veces tenemos sexo.
La otra me come el alma
y siempre hacemos el amor.

Yo me despido al marcharme.
Tú viajas sobre aviso.
El otro permanece siempre.
La otra llega de imprevisto.

En esos días grises en que discutimos
es curioso cómo se comportan.
Tú jamás muestras arrepentimiento.
La otra dice: resolvámoslo en la cama.

Tus ahorros son todos de plástico.
Yo he roto varias alcancías.
La otra Tú no piensa en futuros
Mi otro Yo disfruta del presente. 

Tú y Yo somos muy distintos.
Aquellos nosotros son la misma cosa.
Unos nos tocamos con desgano.
Ellos se acarician frenéticamente.

Dicen que una pareja la componen
dos que llegan a ser solo uno.
La nuestra es sui generis y mientras tanto
debemos aprender a congeniar los cuatro.



Epitafio
Michel Powery
Cuba

Como musgos incrustados en la cornisa del amor
han quedado petrificadas las mariposas.
Esas enredaderas fluorescentes se destejen en parcos matices.
Indulgentes rutinas aplacadoras de los bríos.

Caricias fosilizadas en el vago recuerdo.
Sedimentos de besos enmohecidos por la costumbre de estar sin ser.
Algarabía de estrellas en desuso,
sin deseos ni pecados que lamentar
condenadas a perecer a los pies
de las desperdigadas nubes de intolerancia.

Distantes sentires y gozos inoculados
por aberraciones y sinsentidos.
Pretenciosos impulsos de subsistir
en el féretro suspendido de las razones.
Enfermizas necesidades y desconsuelos
al borde de los suplicios no olvidados.

Falseadas esperanzas de perdurar en vegetativa calma;
a la espera milagrosa que libere los demoniacos pasos,
rumbo a desquiciantes incontenciones
de vidas sin latidos ni emociones.

Yacen los fuegos devoradores de antaño
consumidos en las cenizas de la impaciencia.
Intento fallido de renacerle a la desmemoria.
Claudicar perenne en el sinsabor de un adiós.


'Allea jacta est'
Michel Powery
Cuba

Echada  está la suerte.
Para gloria o fracaso.
He de incinerar no solo los navíos sino hasta el embarcadero.
En fin el astro rey
siempre nacerá en el oriente.

Espero todo y nada.
Soy juguete en el azaroso bregar;
del pecho entre las nubes y la mirada hurgando el futuro.
Así, viajo de incógnito para mis sentires y reproches.

Me despido de la vida que conozco.
Ese constante repetir de los viciados errores
con la esperanza de lograr novedades.
Digo adiós al tumulto de indecisiones
y temerosos intentos de subsistir al borde del abismo
en que me aferro a permanecer.

Nadie se apiade de mi alma,
no necesito misericordia ni caridad.
Tal vez mi carne se cueza al vapor corruptor de los sentidos.
Cualquier cleptómana sonrisa me despojaría
de las fieras aladas incrustadas en lo recóndito de mi ser.

No habrá arrepentimiento.
Todo ha sido secularmente calculado.
Nada cargará con perdones ni comulgares.
La dicha será vivir de la manera deseada.
Sin temores, sin mentiras.

Es el sendero escogido.
No espero lágrimas ni sollozos.
El mérito yace al final del día,
metamorfosis cuales lepidópteros
ha de soportarse el andar.

No culparé al destino, ni al tiempo.
Seré absoluto responsable de la incierta suerte acechante.
Asumiré los efectos de mis propias causas.
Yo y todos los demonios que me acompañan,
Esos taciturnos centinelas de las oquedades del ser.


 



 PROFUNDO SENTIMIENTO
José Rafael Rivero
Venezuela


Muéstrame el camino, ese que lleva hacia tus entrañas, y permíteme sembrar en tus profundidades este amor que se desborda en cada paso, en cada roce, en cada suspiro que tu presencia genera en mi desde que el Sol sale hasta que se mezclan los colores al final del horizonte.

Enséñame el lenguaje del amor, con tus señas, con tu torso, con esa mirada que cautiva mis sentimientos, con cada pensamiento que se entrelaza en mis dedos al tomar tu mano, enséñame a vivir tu realidad profunda en la piel y el alma.

Nos pertenecemos, en lo más profundo del Universo, allí donde nacen las estrellas, donde el temblor se hace presente en el beso persistente que te invade, que me roba una sonrisa, que nos une entre caricias y el latir soñado de tu pecho en el mío.

Vivimos en mundo de tontos, en el que nos perdemos los detalles, las formas, el brillo de aquello que deseamos, sin abrir los ojos, caminando en varios sentidos y realmente necesitamos aprender, necesito aprender a ser parte de ti.

Y este profundo sentimiento que está ligado a mi vida busca tu vida en la lluvia, en el viento, en el girasol, en el verde pastizal que adorna las montañas, esas en las que una y otra vez nos encontramos en mis sueños de madrugada cuando no estás...

Es allá, en la distancia que nos separa, en el deseo que nos acerca, donde nos pertenecemos...









AMAR
José Rafael Rivero
Venezuela



Que se entere el mundo del sentimiento profundo, que no importa nada más cuando de amar se trata, cuando cada noche caigo consciente entre tus brazos mientras vivo fantasías que no terminan en la aurora, que se avivan con el paso del Sol por el Azul.

Porque tan sólo es amar, una señal, un signo que se hace en el camino infinito de la piel, donde mueres y naces con cada roce, con cada sueño, mientras tu cercanía es la locura de tenerte frente a mí, y desprenderme de ilusiones cautivadas por el viento.

Tu, convertida en luna y nube, abrazando con templanza el valor de un suspiro, el clamor de cada giro de tu torso en mi cintura, mientras cada paso se hace corto y respirarte a mi antojo es en realidad amar como un amanecer que se hace presente entre realidades adornadas con estrellas de una noche que se marcha llena de emoción.

Y es que el amar se impregna, se vive, se lleva, de manera predilecta, como arena donde pisas y se van formando huellas que luego el mar acaricia y se lleva para guardar como recuerdos hermosos de momentos vividos, en el vaivén del suspiro que cada verso le ofrece.

Viviré sintiendo el amor, el amar, en cada tarde, cada noche, cuando luego de en sueños viajar,  en el primer suspiro del amanecer, y hasta el último aliento de vida te he de llevar...


LLUVIA DE CHOCOLATE
José Rafael Rivero
Venezuela



Caía la tarde de un día lluvioso, las ramas goteaban aún y la brisa se dejaba colar por las ventanas, fría y sedienta de un cuerpo al cual abrazar. Habíamos visto aquel programa de chocolaterapia y nos pareció relajante y excitante así que decidimos usar una barra de chocolate de un kilo que recién habíamos comprado. Lo derretimos y poniendo música sugerente y suave a la vez nos fuimos quitando la ropa lentamente mientras nos mirábamos a los ojos y la lluvia arreciaba por momentos.

Te recostaste boca abajo y lentamente fui regando el chocolate en tu espalda... suspirabas y sonreías, me pedías probarlo de a poco, acercaba un dedo untado y te servías de él mientras continuaba esparciendo por tu torso aquel oscuro manto que invitaba al relax en una tarde como pocas.

El chocolate se regaba en cada curva, en cada pliegue y tus poros iban absorbiendo cada átomo de placer que se activaba con cada roce de mis manos en tu cuerpo. Bajé un poco más, entregando sensaciones en tus muslos mientras un relámpago tensaba el ambiente afuera y en la habitación todo lo contrario, se iba relajando más y más.

Decidiste voltearte y tu cuerpo se fue emparejando del mismo color, con el mismo aroma y esa sonrisa en tu rostro que invitaba a seguir sembrando en cada poro una semilla placentera, para luego cosechar ese fruto delicioso de la pasión.

Tu abdomen mostraba planicies no conquistadas y más allá las colinas apuntaban hacia un cielo ya húmedo que clamaba ansiosamente sinfonías entre los cuerpos que buscaban amoldarse, aromatizados, endulzados, liberados de barreras.

Comencé mi expedición colina arriba, conquistando cada cúspide, clamando en la premura del silencio ahogado de suspiros, la respiración se marcaba con el ritmo de cada roce, cada mirada, el calor de los cuerpos mantenía el chocolate derretido y el vaivén no se hizo esperar.

La tempestad arreciaba mientras los cuerpos se fundían una y otra vez, la ebullición de sentires se disparaba al cielo entre gemidos dispersos y ese temblor tan tuyo que conquistaba mis entrañas en un abrazo eterno que nos marcaba como la primera vez, bajo aquella primera lluvia, en la que sucumbimos al deseo un atardecer de invierno, en medio de un Te Amo profundo y sincero...





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